Sus obras más famosas:


El pulgar del panda
El pulgar del panda (Crítica, 2006) es el segundo de una serie de diez libros que bajo el subtítulo de Reflexiones sobre historia natural recopilan los ensayos que el paleontólogo Stephen Jay Gould (1941-2002) escribió desde 1974 hasta 2001 en su columna mensual This View of Life (Esta concepción de la vida) de la revista Natural History.
El pulgar del panda se compone de 31 ensayos divididos en ocho bloques temáticos (perfección e imperfección, Darwin y su teoría evolutiva, evolución humana, ciencia y política de las diferencias humanas, el ritmo del cambio, vida primitiva, dinosaurios y tamaño y tiempo) que abordan los temas más dispares (curiosidades biológicas, engaños científicos, ciencia y cultura pop) unidos por el nexo común de la evolución.
Comentario: 
 

Érase una vez el zorro y el erizo

El título de este libro que no esperábamos es Érase una vez el zorro y el erizo, y su tema, la interacción entre ciencias y humanidades, los beneficios que ambas pueden extraer de una fructífera relación. Pocos temas podrían ser tan actuales para todos y más adecuados para Gould, científico y humanista; persona en la que la racionalidad analítica del magnífico biólogo evolutivo y paleontólogo que siempre fue, nunca ahogó una increíble erudición clásica e histórica, al igual que la capacidad de conmover con sus escritos y ser conmovido por la vida, por esa vida sobre la que tanto y tan bien escribió. Utiliza el zorro y el erizo como modelos y metáforas para la manera en que ciencias y humanidades pueden interactuar.

Dientes de gallina y dedos de caballo

Stephen Jay Gould, el más famoso de los científicos naturales de nuestro tiempo, nos ha enseñado a entender la ciencia y a comprender el mundo con agudeza y buen humor.
En este libro nos muestra el poder explicativo de la teoría evolutiva a partir de singularidades aparentemente misteriosas e intrigantes: «¿Por qué ningún gran animal se desplaza sobre ruedas? ¿Cómo puede inducirse a las gallinas a que desarrollen dientes, cuando hace más de cincuenta millones de años que no se han formado en ninguna ave? ¿Por qué coincidió la desaparición de los dinosaurios con la extinción de gran parte de los invertebrados marinos?»


 

Las piedras falaces de Marrakech

Pocos científicos han sabido combinar rigor científico con la amenidad literaria, como lo ha hecho el biólogo y paleontólogo Stephen Jay Gould en libros tan memorables como El pulgar del panda o Brontosaurus y la nalga del ministro. Estas obras han definido un género en el que Gould muestra el complejo y fascinante mundo de la ciencia desde la perspectiva subjetiva de un admirable ser humano que desea comunicar sus ambiciones y frustraciones, sus conocimientos e ignorancias, a sus semejantes, a sus lectores. Las piedras falaces de Marrakech forma parte de esa saga de libros. Está dividido en seis partes, centradas en la paleontología, la manera en que los tres mejores científicos de Francia del siglo XVIII (Buffon, Lavoisier y Lamarck) inventaron el estudio de la historia natural, algunos de los aspectos y protagonistas (como Lyell y Wallace) del «siglo de Darwin», lo que significa la excelencia, las consecuencias sociales de la ciencia, utilizando casos que van del darwinismo social de Spencer a la oveja clonada Dolly, pasando por la eugenesia, y la diferente expresión de la evolución a través de las escalas de tamaño y tiempo que se pueden encontrar en la Naturaleza.

La vida maravillosa

Este libro trata de contestar desde el punto de vista de la ciencia las preguntas de qué significa nuestra vida, por qué estamos aquí y de dónde venimos, nos dice el autor.

Su objeto central es la historia de la vida y su punto de partida los fósiles encontrados en 1909 en Burgess Shale: unos fósiles que databan de hace 530 millones de años, mostraban infinitas variedades biológicas y sobrepasaban, con mucho, a los dinosaurios en su potencial instructivo sobre la historia de la vida. A partir del estudio de estos fósiles, Stephen Jay Gould llegó a unas conclusiones que echaron por tierra la visión tradicional de la evolución como un proceso inevitable que, de lo más simple a lo más complejo, culminaba en el hombre. A las leyes de la naturaleza y de la historia, qu explican la evolución de los seres vivos y la muestran como un progreso continuo, Gould añadió el azar y la contingencia y revolucionó, con esta obra trascendental, las ideas admitidas sobre la historia de nuestra maravillosa vida.

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